COLEGIO NUESTRA SEÑORA DE FATIMA VALLEDUPAR
FILOSOFIA GRADO 10
FILOSOFIA GRADO 10
TEMA: ¿QUÉ ES UN CAFÉ FILOSÓFICO?
Un Café Filosófico es básicamente una tertulia filosófica donde se pretende que un grupo variado de personas dialoguen civilizadamente y de forma sistemática acerca de un tema propuesto. Se plantea una pregunta sobre un tema del que se desea saber más cosas y entre todos intentamos descubrir muchas de las múltiples caras de la cuestión planteada.
Por supuesto, el tema sobre el que dialogar se escoge de modo democrático entre los planteados por el público asistente. Así, a modo de ejemplo, se pueden plantear temas del tipo: ¿Está todo determinado?, ¿Buscamos la verdad?, ¿Qué es amar?, ¿Existe vida después de la muerte?
Todas estas cuestiones tienen que ver con el ser humano, sus inquietudes y sus pensamientos más o menos trascendentes.
Se trata, pues, de recuperar el "espíritu filosófico" original de los primeros pensadores como Sócrates.
Debemos potenciar espacios donde poder reflexionar, dialogando con otros ciudadanos, sobre los problemas cotidianos que nos afligen a todos, con independencia de nuestra clase social, cultura o condición, pues todos compartimos la misma naturaleza humana.
¿QUIÉN PUEDE ACUDIR A ESTAS TERTULIAS?
Es evidente que cualquier persona tiene capacidad de pensar con mayor o menor precisión. Cada ser humano, en su periplo vital, ha desarrollado unas ideas acerca del mundo (su cosmovisión). Por tanto, cualquier persona puede participar en nuestros diálogos. No es necesario saber muchísimo del asunto a tratar. Más bien, se pretende todo lo contrario: que descubramos entre todos que es mucho lo que desconocemos.
En las tertulias, huimos de la figura de esa persona sabia o sabionda que, porque sabe o cree saber más que los otros, enseña a los demás. Aquí la dinámica es la opuesta, puesto que todos, es decir, todos aquellos que deseen hablar (pues nadie está obligado a hacerlo), participamos mediante nuestras intervenciones en la búsqueda de ese "saber" que anhelamos, ya que todos somos potencialmente igual de sabios o igual de ignorantes, y entre todos intentamos aclarar nuestras ideas, entendernos mejor, enriquecer nuestra perspectiva, mejorar como ciudadanos, etc.
¿CÓMO FUNCIONA UN CAFÉ FILOSÓFICO?
La metodología es simple y cooperativa. Se trata de llevar a la práctica los principios aludidos anteriormente:
-Una vez elegido un tema, el conductor introduce la reflexión y puede concluirla.
-Se escucha al que habla y se pide la palabra.
-Hay que evitar la "conferencia" y el proselitismo.
-El conductor pone en marcha una auténtica mayéutica para que el tema progrese y no se quede estancado.
También hay unas reglas mínimas para desarrollar el café filosófico:
1. El tema no lo propone el moderador.
2. No hay 'a priori' alguno sobre el tema, sólo su tratamiento en la sala puede establecer el carácter filosófico.
3. El conductor está a disposición de los participantes, escuchándolos, y utiliza sus conocimientos para reconducir el debate.
4. Todos escuchan al que habla.
5. El conductor evita las clases magistrales, las conferencias, discursos...
¿QUÉ UTILIDAD TIENE UN CAFÉ FILOSÓFICO?
Desde hace algún tiempo se está llevando, con bastante aceptación popular, la filosofía a la calle, ese gran foro olvidado pero que es la verdadera cuna de toda cultura y saber.
A través de un diálogo informal, pero metódico y constructivo, cooperativo y no competitivo, es decir, un diálogo auténtico, podremos encarnar los verdaderos valores de nuestra democracia, profundizando en sus mecanismos.
No podemos olvidar que no existe democracia sin diálogo, ni diálogo sin democracia, y esto se logra a través de la reflexión cómplice, porque la única oportunidad que tiene la verdad de salir a la luz es a través de la colisión de opiniones.
La experiencia nos muestra que el público está sediento por saber acerca de estos temas; por hablar, por debatir, por encontrarse con otros seres como ellos y dialogar sinceramente, con plena libertad, sobre temas verdaderamente importantes y no sobre banalidades y cotilleos insulsos. Las personas necesitamos encontrar un sentido al mundo y a nuestras vidas, y la filosofía, en el sentido en que aquí le damos, puede ayudar a ello.
Un Café Filosófico es básicamente una tertulia filosófica donde se pretende que un grupo variado de personas dialoguen civilizadamente y de forma sistemática acerca de un tema propuesto. Se plantea una pregunta sobre un tema del que se desea saber más cosas y entre todos intentamos descubrir muchas de las múltiples caras de la cuestión planteada.
Por supuesto, el tema sobre el que dialogar se escoge de modo democrático entre los planteados por el público asistente. Así, a modo de ejemplo, se pueden plantear temas del tipo: ¿Está todo determinado?, ¿Buscamos la verdad?, ¿Qué es amar?, ¿Existe vida después de la muerte?
Todas estas cuestiones tienen que ver con el ser humano, sus inquietudes y sus pensamientos más o menos trascendentes.
Se trata, pues, de recuperar el "espíritu filosófico" original de los primeros pensadores como Sócrates.
Debemos potenciar espacios donde poder reflexionar, dialogando con otros ciudadanos, sobre los problemas cotidianos que nos afligen a todos, con independencia de nuestra clase social, cultura o condición, pues todos compartimos la misma naturaleza humana.
¿QUIÉN PUEDE ACUDIR A ESTAS TERTULIAS?
Es evidente que cualquier persona tiene capacidad de pensar con mayor o menor precisión. Cada ser humano, en su periplo vital, ha desarrollado unas ideas acerca del mundo (su cosmovisión). Por tanto, cualquier persona puede participar en nuestros diálogos. No es necesario saber muchísimo del asunto a tratar. Más bien, se pretende todo lo contrario: que descubramos entre todos que es mucho lo que desconocemos.
En las tertulias, huimos de la figura de esa persona sabia o sabionda que, porque sabe o cree saber más que los otros, enseña a los demás. Aquí la dinámica es la opuesta, puesto que todos, es decir, todos aquellos que deseen hablar (pues nadie está obligado a hacerlo), participamos mediante nuestras intervenciones en la búsqueda de ese "saber" que anhelamos, ya que todos somos potencialmente igual de sabios o igual de ignorantes, y entre todos intentamos aclarar nuestras ideas, entendernos mejor, enriquecer nuestra perspectiva, mejorar como ciudadanos, etc.
¿CÓMO FUNCIONA UN CAFÉ FILOSÓFICO?
La metodología es simple y cooperativa. Se trata de llevar a la práctica los principios aludidos anteriormente:
-Una vez elegido un tema, el conductor introduce la reflexión y puede concluirla.
-Se escucha al que habla y se pide la palabra.
-Hay que evitar la "conferencia" y el proselitismo.
-El conductor pone en marcha una auténtica mayéutica para que el tema progrese y no se quede estancado.
También hay unas reglas mínimas para desarrollar el café filosófico:
1. El tema no lo propone el moderador.
2. No hay 'a priori' alguno sobre el tema, sólo su tratamiento en la sala puede establecer el carácter filosófico.
3. El conductor está a disposición de los participantes, escuchándolos, y utiliza sus conocimientos para reconducir el debate.
4. Todos escuchan al que habla.
5. El conductor evita las clases magistrales, las conferencias, discursos...
¿QUÉ UTILIDAD TIENE UN CAFÉ FILOSÓFICO?
Desde hace algún tiempo se está llevando, con bastante aceptación popular, la filosofía a la calle, ese gran foro olvidado pero que es la verdadera cuna de toda cultura y saber.
A través de un diálogo informal, pero metódico y constructivo, cooperativo y no competitivo, es decir, un diálogo auténtico, podremos encarnar los verdaderos valores de nuestra democracia, profundizando en sus mecanismos.
No podemos olvidar que no existe democracia sin diálogo, ni diálogo sin democracia, y esto se logra a través de la reflexión cómplice, porque la única oportunidad que tiene la verdad de salir a la luz es a través de la colisión de opiniones.
La experiencia nos muestra que el público está sediento por saber acerca de estos temas; por hablar, por debatir, por encontrarse con otros seres como ellos y dialogar sinceramente, con plena libertad, sobre temas verdaderamente importantes y no sobre banalidades y cotilleos insulsos. Las personas necesitamos encontrar un sentido al mundo y a nuestras vidas, y la filosofía, en el sentido en que aquí le damos, puede ayudar a ello.
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